Durante
la primera semana del mes de diciembre de 2019, se celebra en Madrid la Cumbre
sobre el Clima bajo la responsabilidad de la ONU. Esta cumbre (COP25) ha sido
hospedada por España y desarrollada en la ciudad de Madrid. Los representantes
de todos los estados miembros de la ONU se
reúnen para intentar tomar decisiones sobre la forma de proteger nuestro planeta
TIERRA y no deteriorar su clima, permitiendo así la conservación de la Atmósfera
y la supervivencia de los ecosistemas, terrestres y marinos, y la del propio
ser humano.
No es
ocioso recordar que el Clima “es el conjunto de condiciones atmosféricas
propias de un lugar”. Está constituido por la cantidad y frecuencia de lluvias,
la humedad, la temperatura, vientos, etc., cuya acción influye de manera
determinante en los seres vivos sometidos a él. Del Clima depende la
supervivencia de todas las especies que pueblan la Tierra, del mismo modo que
el equilibrio y dinámica de los océanos y mares.
Es pues
obligación del ser humano conservar el Planeta, y su clima, en las condiciones
óptimas para que las generaciones futuras puedan disfrutar de un medio ambiente
saludable al que, sin lugar a duda, tienen derecho. Por desgracia, el ser humano ha venido
utilizando la atmósfera como un sumidero de todos los productos generados por
la actividad industrial y del propio consumismo que obliga a utilizar
combustibles fósiles. Esta actividad ha inyectado en la atmósfera una elevada
cantidad de “gases invernadero” que han provocado la elevación de la
temperatura media de la Atmósfera y ha disparado el fenómeno denominado “efecto
invernadero” que altera de forma radical el clima de la Tierra.
Cuando era pequeña veía con emoción los programas televisivos de Félix Rodríguez de la Fuente, en los que
llamaba la atención sobre el progresivo deterioro que se estaba produciendo en
la Naturaleza. Supo mostrarnos los inmensos valores naturales que albergaba
nuestro Planeta en forma de flora y fauna, con sus vínculos climáticos y sus
adaptaciones a las particularidades de los espacios en los que desarrollaban su
actividad. Su trabajo permitió concienciar a varias generaciones sobre este
problema medioambiental con el que se ponía en riesgo el modo de vida en la
Tierra. Inmediatamente, las universidades y las Organizaciones No
Gubernamentales se llenaron de jóvenes muy motivados para empezar a actuar,
desde cualquier ámbito socio cultural, con el fin de conservar esos indispensables
valores naturales que nos ofrece nuestro Planeta.
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(tomado de www.adelantosdigital.com) |
Actualmente son muchas las
personalidades públicas que fomentan esta sensibilidad ambiental, del mismo
modo que son también muchas organizaciones nacionales e internacionales las que
fomentan un mayor grado de concienciación y aportan propuestas para mitigar los
efectos del Cambio Climático. Solamente resta que los ciudadanos y los
gobiernos decidan emprender acciones decisivas para que este deterioro
ambiental finalice y permitamos que la Tierra recupere su equilibrio natural.
Pero, no nos confundamos. El cambio de actitud no consiste únicamente en
utilizar la bicicleta como medio de transporte, o recuperar la tracción animal
para las labores del campo o el transporte. El verdadero cambio sucederá en el
mismo momento en el que cada ciudadano concienciado, comience a actuar
procurando no aportar elementos contaminantes ni utilizar materiales cuyo
reciclado consume energías contaminantes, o empleando los recursos hídricos de
manera más racional, amén de muchas otras iniciativas individuales que cada
cual sabrá identificar pues dependen de su “modus vivendi”.
Pongamos
pues desde la escuela nuestro definitivo granito de arena y educamos al
alumnado con el fin de que desarrolle una determinante conciencia medioambiental
que le permita actuar con mayor responsabilidad en el uso de los recursos
naturales del Planeta. Pongamos solamente un ejemplo: “España alberga en su
territorio el 50% de especies en Europa”, y este hecho es una responsabilidad
que nos incumbe a todos los españoles y que no podemos obviar pues forma parte
de las obligaciones de protección y conservación que cada uno de nosotros tenemos
que asumir. Ya no hay tiempo que perder.
Confío
que esta Cumbre del Clima sirva para incrementar esta conciencia ambiental que
necesitamos incrementar en cada ciudadano, para lo cual la Educación Ambiental
es una herramienta escolar de primer nivel. Instruir al alumnado en estos
conceptos ambientales es una inmensa responsabilidad que tiene la Escuela y el profesorado.
Demostremos que somos capaces de cambiar el mundo a través de nuestra docencia
y el aprendizaje del alumnado. Ahí está uno de los retos profesionales más
hermosos teniendo por horizonte la protección y conservación de la Naturaleza y
del Clima en nuestro PLANETA TIERRA.
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