La castaña es el fruto de un
árbol llamado castaño, que tiene propiedades inherentes a los cereales. Se
cultiva en la práctica totalidad del Mediterráneo europeo, así que su consumo
está muy vinculado a lo que llamamos la “cultura mediterránea”. La forma en la
que se consume es muy variada, pues hay quien la prefiere cruda, por su
frescura y dulzor, o quién le gusta más asada, por ser más tierna y calentita.
Pero hay muchas otras maneras que resultan igualmente atractivas al paladar,
por ejemplo, pilonga y guisada, existiendo la variedad glaseada que es muy
solicitada por los más exquisitos y golosos. La forma más popular es, sin lugar
a duda, asada, y podemos encontrar un puesto donde las preparan a la vuelta de
la esquina de cualquier ciudad española durante el otoño. Los puestos donde las
asan artesanalmente, se reconocen muy fácilmente por la inmensa columna de humo
blanco que levantan sobre las aceras así como por el atractivo olor que generan,
y que a todos nos hace sentir el otoño en el cuerpo.
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Castañeros preparando las castañas asadas en el patio del CEIP Profesor Tierno Galván |
Para
asar las castañas tenemos que hacerle un pequeño corte en la piel, con el fin
de evitar que se revienten una vez que las hemos puesto a asar. El truco que
utilizan muchos castañeros, para poder preparar el mayor numero de castañas, es
el de dar un ligero martillazo a cada castaña mientras se apoya sobre una cuña
de hierro que actúa a modo de cuchillo. Por otra parte, las castañas pilongas,
que son muy sencillas de reconocer por su marcado color amarillo y su mayor
dureza, no son más que el producto de dejar secar las castañas cuando están
frescas. Entonces, el fruto se va reduciendo de tamaño, despegándose lentamente
de la cáscara y desprendiéndose de la piel interior que la recubre, y que tiene
ese desagradable sabor amargo que a casi nadie gusta. Las pilongas tienen la
ventaja de que pueden conservarse durante mucho tiempo, razón por la cual son
tan solicitadas para cocinar algunos platos, sobre todo los guisos.
Las
primeras castañas comienzan a aparecer en otoño. Cuando las vayamos a comprar,
deberemos asegurarnos de que su piel sea brillante, lo cual nos asegurará de
que están frescas, además tendremos que comprobar que no tengan golpes ni
rugosidades, con el fin de evitar que el fruto esté amargo o con mala presencia.
Su consumo es astringente y muy recomendado para aquellas personas que padezcan
hipertensión. Son muy ricas en hidratos de carbono, como las patatas, y con un
alto contenido en agua, de aquí que se emplearan en la cocina, antes de que las
trajera Colón de América, igual que las patatas. Entre las sustancias minerales
que aportan al organismo podemos destacar el fósforo, calcio, hierro, zinc,
magnesio y cobre, tan esenciales para que el cuerpo humano esté
convenientemente fortalecido. Pero, por si todo esto fuera poco, también
sabemos que nos aportan una considerable cantidad de vitamina B y ácido fólico.
Son un auténtico contenedor energético y vitamínico que nos ofrece la
Naturaleza.
A
partir de la castaña se fabrica un tipo de harina que tiene un gran valor
nutritivo y que se prescribe, por los médicos nutricionistas, para los estados
carenciales o bien para las personas mayores que tienen dificultades en
masticar y que necesitan un fuerte aporte vitamínico. ¿Quién no ha caído, en
alguna ocasión, en la tentación de comprar un cartuchito de castañas calentitas
para metérselas en el bolsillo e ir comiéndolas, poco a poco, mientras camina
por las calles en una fría tarde de otoño?, ¿es que hay algo más otoñal que un
buen cartucho de castañas asadas compartidas con los amigos, o con la familia,
recorriendo las calles de la ciudad? Esas castañitas olorosas, otoñales, tostadas,
crujientes, que dejan entrever por las rendijas agrietadas de su cáscara
morena, ese tono amarillento de su fruto, sugerente, ofreciéndose para que disfrutemos
de su sabor.
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El alumnado de 4ºA disfrutando de sus cucuruchos de castañas asadas |
No
te lo pienses más y pruébalas tal y como
hemos hecho nosotros en el CEIP Profesor Tierno Galván el pasado jueves, si
todavía no lo has hecho, y disfruta del fruto del preciado castaño, que se
muestra tan celoso de su producto que antes de que se escape de sus ramas, lo
recubre y protege con una envoltura de púas, muy punzantes y dolorosas, de
manera que es casi imposible recogerlo. Solamente cuando la castaña madura y
cree que ya es tiempo para su consumo, entonces revienta la envoltura que lo
protege y se nos ofrece generosa para que disfrutemos de ella. Así es la
Naturaleza, ella misma te entrega todo lo que tiene sin que tú le pidas nada.
Así que ya lo sabes, si quieres tener una vida sana cuida la Naturaleza y los castaños.
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